En aquellos años, sólo llegaban a Córdoba tres o cuatro modelos y marcas de zapatillas para practicar el deporte de la canasta y, el equipo de Córdoba, el Colecor, jugaba la Liga de Plata Nacional. Mientras eso pasaba, a poco más de 40 kilómetros, en Montilla, con nuestras J’hayber y las primeras zapatillas de marca, empezó a surgir la idea y el convencimiento de que en baloncesto se podía llegar mucho más lejos de donde hasta ese momento se estaba.

Escribir ahora de los inicios del baloncesto que yo conocí –con Rafa el Gordo, Perolas, El Chato, Merino, Cerezo, Risi y Manolo Salido entrenando en los Salesianos, en el colegio San Luis, en el Beato, en el Gran Capitán, en la pista de Alvear y hasta en Montialbero- hace que se me salten las lágrimas.

Años que, pese a ser un niño, viví con mucha intensidad. Años en los en que la Concejalía de Deportes estaba en el palomar del Ayuntamiento y no había ni una triste pista municipal donde jugar a algo que no fuera fútbol o natación en verano.

Años en los que ver jugar a los mayores era una pasada: Repi, Cobos, Casado, Luque, El Pesca, los hermanos Jordano, Pepito Pedraza y un largo etcétera de jugadores que ahora no logro recordar pero que ponían hasta la bandera las gradas portátiles que había en la pista techada –e improvisada, mientras terminaban las obras del tan ansiado Pabellón Municipal-.

Tiempos en los que ponerte una camiseta del Picos Monti con un número a la espalda era un estímulo para hacer un mejor partido. Y no te digo si ya tenías unas botas Nike o Converse, con un chándal igual para todo el equipo.

Nunca se me olvidarán los partidos contra Salesianos de Córdoba, Maristas o el Virgen del Carmen con Blas Casado, Miguel Ortiz, Mario Alférez, Arce, Cabezas, Fran Trenas, Javi Mesa, Paco Almedina, Rubio, Vicente Cabello y Pedrito, entrenados por Agustín, Paco Vílchez o Madrid, además de un largo número de amigos y compañeros que disfrutamos de lo lindo mientras jugábamos en diferentes categorías a nuestro deporte favorito.

Cuando el Pabellón se inauguró con un partido entre el Mayoral Maristas de Málaga y el Benfica de Portugal coincidiendo con la festividad del Día de Andalucía, los que jugábamos en categorías inferiores estábamos deseando saltar a esa pista para oir el chirriar de las zapatillas, igual que en la tele.

Los años pasaron y fueron muchos los que siguieron y que, junto a otros que tomaron el relevo, hicieron grande y respetado al Club Baloncesto Montilla. Casi diez años tardaron en llegar los logros deportivos del equipo senior, subiendo de categoría en múltiples ocasiones de la mano de los hermanos Lara, Javi Mora, Lolo Ponferrada, Muñoz, Juli Cabanillas, Torreblanca o Parra, acompañados de algunos veteranos que también contribuyeron a hacernos soñar.

A final del siglo pasado y durante la primera década de este nuevo milenio, el baloncesto montillano alcanzó el culmen. De la mano de Agustín Polo y de Pedro Jiménez –ayudados por muchas empresas y colaboradores tanto dentro como fuera del Club- Montilla llegó a puestos de mucha transcendencia dentro del panorama regional, combinando cantera con fichajes de buenos jugadores de toda España, incluso extranjeros.

De hecho, el Club Baloncesto Montilla estuvo a punto de jugar en la categoría de plata del básket nacional gracias a los Gomáriz, los incombustibles hermanos Lara, Cardador, Luque, Mariscal, Cazorla, Aveledo, Lopera, Pampin o Miguel Ángel Luque. Entrenadores y jugadores que hicieron disfrutar a cientos de aficionados durante años.

Por desgracia, la mala suerte y la falta de apoyos económicos no hicieron posible culminar un sueño que fue maravilloso mientras duró y que, seguramente, con trabajo y esfuerzo algún día se volverá a repetir, esperemos que con final feliz.

ARTÍCULO EXTRAÍDO DE MONTILLA DIGITAL. Autor: Francis Salas

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SENIOR MASCULINO

Comentarios (1)

  1. Anónimo

    Gran artículo, sí señor, es bonito enseñar a las nuevas generaciones lo que ha sido este club, la gente que ha pasado por aquí y que aunque no seamos un club grande en lo referente a lo económico, sí que lo somos a nivel deportivo y emocional, y con esto estaría bien que muchos de los jugadores que están empezando se sientan identificados y vean que el poder cada sábado jugar un partido de baloncesto, en un pabellón cubierto, con unas equipaciones y unas zapatillas bonitas es algo que no siempre a estado al alcance de todos, y que por suerte ahora sí se puede.
    También me gustaría hacer un receso muy importante, y es que tan esencial son los inicios y la gente que dedicó su tiempo y esfuerzo a que todo esto pudiera pasar, como son importante toda la gente que está ahora y en estos últimos años, que aunque a nivel deportivo no han sido años tan brillante en lo que al equipo senior se refiere, han seguido dedicando su tiempo y dedicación al deporte que les gusta, porque una cosa les digo y estoy muy seguro de ello, pienso que la vida va por ciclos, este club a vivido uno muy bonito en el cual se empezó desde muy abajo y se llegó muy arriba, y ahora hay que volver a empezar desde abajo con las mismas ganas con las que empezaron en su momento.
    Gracias por dejar dar mi opinión, y no me gustaría con esto abrir ningún tipo de polémica, solo quiero que se valore lo que tenemos, sabiendo lo que tuvimos para mejorar lo que tendremos. Un aficionado.

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